Con el término crueldad, Artaud no alude a torturas, rituales demoníacos o a un juego sádico-masoquista protagonizado por verdugos y víctimas. Crueldad significa, en su caso, entrar en trance y superar el control racional y moral-institucional que atenaza a los individuos,
o dicho de otra manera, alcanzar un estado que nos permita abrirnos a la alteridad. Ruptura de límites que exige una disciplina rigurosa sin la cual sería imposible acceder a la excentricidad y a la plenitud existencial, en el entendido de que cualquier trastorno radical de nuestra identidad codificada implica un esfuerzo desmedido: «Desde el punto de vista del espíritu, crueldad significa rigor, aplicación y decisión implacables, determinación irreversible, absoluta [ ... ]. Empleo la palabra crueldad en el sentido de apetito de vida, de rigor cósmico y de necesidad implacable».

Artaud y el teatro de la crueldad, Jorge Juanes